Esta serie de seis pequeños cartones está inspirada en las flores que pueblan los jardines y los huertos. Son flores que hemos olido o contemplado, que anuncian que la vida de la planta llega a su fin justo cuando tiene más belleza.
Alguna, como la chinola, la flor de la fruta de la pasión o parchita, es tan extraña que ella sola merecería una exposición. La dalia es una flor fuerte, geométrica, potente, que irrumpe en el jardín y eclipsa a todas las demás. El girasol sólo se para cuando ya ha terminado de crecer y entonces se cansa de dar vueltas y sólo mira hacia donde más le ha gustado. La orquídea es esquiva, le cuesta enseñarse, pero cuando lo hace nadie le hace sombra. Y las flores de la papa y la calabaza están tan incrustadas en nuestras vidas y en el pasado y la historia de la tierra que de simples son hermosas.