Este fue el primer cuadro de esta serie. Creo que pintarlo fue una necesidad. Habíamos pasado el primer año de pandemia, apenas podíamos viajar. Probablemente se nos agolpaban los recuerdos de viajes pasados en nuestra cabeza. Tailandia era uno de ellos. Un recuerdo feliz, sin miedo a lo que pudiera pasar, sin restricciones... Puede ser que el primer jardín de esta serie fuese una necesidad, más que un cuadro.
La selva tailandesa es un jardín en sí misma. Tupido, frondoso, peligroso. Es un jardín azul turquesa, verde, amarillo... como un mar de colores a cuyas orillas llegamos todos.