El mar puede ser un jardín.
Cruzar el mar de Andamán, en Tailandia, fue una experiencia única. Las distancias adquirían otro significado, la inmensidad, el paisaje, los colores, el sonido... todo era nuevo. Recoger la tarde como los pescadores recogían sus redes. La complicidad de nuestros acompañantes.
La sandía es la traición de la memoria... porque crees, con el paso del tiempo, que el mar era un jardín lleno de frutas rojas que te devuelven el sabor y el olor del momento. Porque piensas que da igual la fruta que comiste aquella tarde de regreso y sólo la frescura del momento, el sol, el salitre, el ruido de la lancha atravesando aquel mar inmenso... sólo aquello era suficiente para permanecer siempre allí.
2022
90 x 90 cm
Acrílico sobre lienzo
Disponible
Cruzar el mar de Andamán, en Tailandia, fue una experiencia única. Las distancias adquirían otro significado, la inmensidad, el paisaje, los colores, el sonido... todo era nuevo. Recoger la tarde como los pescadores recogían sus redes. La complicidad de nuestros acompañantes.
La sandía es la traición de la memoria... porque crees, con el paso del tiempo, que el mar era un jardín lleno de frutas rojas que te devuelven el sabor y el olor del momento. Porque piensas que da igual la fruta que comiste aquella tarde de regreso y sólo la frescura del momento, el sol, el salitre, el ruido de la lancha atravesando aquel mar inmenso... sólo aquello era suficiente para permanecer siempre allí.
2022
90 x 90 cm
Acrílico sobre lienzo
Disponible